Adalid

En el s.XVI muchos castellanos cruzaban el atlántico. Leyendas sobre Nueva España corrían de boca en boca avivando las esperanzas de hacer fortuna, mitos como el dorado o la fuente de la juventud no dejaban indiferentes a los que deseaban explorar el nuevo mundo.

Los castellanos, fervientes católicos en aquella época, habían oído hablar del estanque de Betesda en el evangelio de Juan, lugar donde Jesús de Nazaret había realizado sanaciones. Del lugar emanaba la leyenda de que un ángel descendía de los cielos para hacer vibrar las aguas y aquel que primero entrase en ellas tras llegar el ángel, recuperaría todo su vigor.

Leyendas parecidas eran contadas por parte de los nativos del Caribe, unas leyendas que despertaron interés y curiosidad a los recién llegados.

Inspirada en distintas crónicas de la época tales como la de Hernando de Escalante Fontaneda sobre la búsqueda de la fuente de la juventud por parte de Juan Ponce de León, en esta obra se aborda el tema de cómo un explorador se lo transmitió a los jóvenes criollos.